La Dolorosa Revolución de Mar

     ¿Sos de las que disfrutan de los procesos de otras personas? ¿de las que se inspiran con historias de mujeres como vos?

     Por si no sabías, te cuento que aprender de las experiencias de los demás es una buena fuente para desarrollar tu capital psicológico (el que implica esperanza, optimismo, autoeficacia y resiliencia). Aumenta la confianza desde la sensación de “si ella pudo, yo también”.

      Es por esa razón que me encanta compartir procesos, además del mío.

       Hoy quiero empezar con la historia de Mar: una paciente que en marzo de 2024 escribió su “Dolorosa Revolución” y me hizo llorar de emoción. Ella ya no estaba “en terapia”: estaba VIVIENDO y poniendo en práctica lo que había aprendido sobre sí misma. 

        Un año después, está cumpliendo ese sueño, que aún recuerdo cuando lo comentó como si dijera “me gustaría viajar a la luna”, y lo creía imposible. En este momento es nuestra “Corresponsal de sueños cumplidos”, en Brasil, y es la primera protagonista de la serie “De oruga a mariposa” en Instagram (ya habrá más). .

DOLOROSA REVOLUCIÓN (por Mar)

Empezaré con una pregunta… ¿Qué será de mi ahora, ahora que todo se desmoronó, se fue al carajo y el tiempo no volverá atrás?

Qué difícil se nos hace decidir por momentos…

Pero estas decisiones a lo que nos llevan consciente o incoscientemente es a los cambios. No siempre es fácil adaptarnos a ellos, más si estamos estructurados de tal forma y tenemos creencias arraigadas desde siempre, ir en contra de todo esto de cierta forma es formar una revolución. Primero externa y después interna.

Lo interno llega después. Aunque todo está conectado y no tomamos una decisión solo por factores externos, sino porque le dimos tanta vuelta a algo y teníamos que buscar una solución, porque internamente nos sentíamos de alguna forma vacíos, sin rumbo, no estábamos a gusto con esa situación.

Por eso se generan los cambios, pero debemos ser valientes y atrevernos a enfrentarlos.

Afrontar la decisión que tomemos (con miedo o sin él), nos va a traer cambios, transformaciones. Y es acá ya cuando no sabemos que pasará mañana, pero buscamos vivir y sentirnos mejor… Y en esta búsqueda…

Qué difícil este trabajo de salir de nuestra zona de confort para un futuro totalmente incierto, nos perdemos de tal manera y hasta queremos pasar desapercibidos. Muertos en vida, intentando sobrevivir a situaciones del destino que esta rueda de la fortuna nos pone en el camino.

Miramos y de repente estamos en un pozo, donde no podemos salir…

Nos agota tanto mental y físicamente (a algunos más que a otros), y solo queremos descansar de nuestro propio infierno.

Nos atrapa de tal forma que sería más fácil enterrarnos vivos, y en algún momento nos falte el aire, antes que lidiar con él y quemarnos a fuego lento, sufriendo tanto, tanto al punto de no aguantar más.

A veces pareciera que este infierno quisiera terminar, pero vuelve con más fuerza y es cuando no podemos más, buscamos la forma más fácil de escapar de esta realidad.

Mientras estamos en este fondo del mar donde no vemos la luz, tampoco vemos nada de lo que pasa alrededor, porque nada tiene sentido y nuestros ojos se apagan.

Somos ciegos a la real realidad, en nuestra mirada se pierde este mar, mar de emociones negativas y que nos hacen mierda, pero “debemos”, “tenemos que” demostrar para el afuera otra cara, esa cara de “estoy bien” aunque por momentos se nos llenen los ojos de lágrimas, porque no podemos más con ese nudo en la garganta que no quiere y no dejamos salir tampoco.

Esta puta armadura que nos creamos y no nos damos cuenta que el no dejarnos ayudar nos hace sentir más solos de lo que pensamos que estamos, nos protegemos de nosotros mismos, de nuestra propia emoción, de nuestro propio ser, eso es lo que no percibimos.

En esta ardua tarea, intentamos descubrir qué debemos hacer, qué camino tomar, pero nos encontramos tan encerrados, que nos olvidamos de descubrirnos a nosotros mismos primero, introspeccionar hasta llegar al fondo y poder salir de este remolino que creamos en el mar.

De repente nace la esperanza, en medio del caos y la confusión, aunque al principio no la identifiquemos bien, esa esperanza que se había perdido en que las cosas y vos mejoren.

Ahí empezás a decirte, voy a salir, voy a poder lograrlo, voy a pisar el fuego de mi infierno y aunque me queme un poco voy a llegar a donde me sienta un poquito y cada vez mejor. Volveré a confiar en mi, pero ya no soy el mismo, y ahora entiendo muchas cosas…

Necesitaba pasar esta mierda, para autodescubrirme, para darme cuenta de que puedo ser auténtico y luchar por lo que más quiero, para cuidarme, quererme, valorarme y decirme a mí mismo que puedo lograr lo que quiera, lo que me proponga y qué importante tomar la decisión que me hizo salir de mi zona de confort.

Ahora sé que vale la pena arriesgarse aunque el miedo arda, pero qué bueno poder hacer lo que realmente descubrí que quiero en este camino tan difícil, tan lleno de huecos, de luchas internas y de emociones a flor de piel que no me dejaban salir cuando yo quise.

Porque no me di cuenta, que no era cuando yo quería, era cuando yo pudiera. Pudiera darme la oportunidad de afrontar mi caos y ver más allá y sobre todo aprender.

Porque cuando te vas sumergiendo en la profundidad no tenés idea, es como cuando te vas a dar un chapuzón y cada vez vas más adentro del mar, el agua y la emoción de estar ahí, te copa tanto!

Y cuando querés ver no podés salir, poniendo en juego tus limitaciones, que si no las superás, te ahogás. Y ahí realmente, cuando empezás a salir es cuando lográs ver un mísero rayo de luz y tus ojos comienzan a verlo y cada vez se hace más grande.

Cuando salís a la superficie ese rayo, ya no es solo un rayo, es el Sol que está iluminando tu cara, tu día, tu vida.

Ahí en ese proceso tan doloroso, el yo de antes murió para renacer otro yo más sabio, con otra mirada de la vida y de su propia vida.

Una transformación tan necesaria pero sin darnos cuenta que lo era.

Para hacer cambios hay que aprender a ser valientes, y aunque cueste y haya miedos, nuestro interior siempre tiene las respuestas.

Si queremos un futuro nuestro, construyámoslo, no dejemos que los demás, la sociedad, las creencias lo construyan por nosotros y transformen en algo predeterminado.

Al final vinimos a vivir la vida no a padecerla y acá, el que no arriesga no disfruta!!

Seamos revolución en un mundo aburrido y efímero. 

                                                     Mar

Está todo dicho!

Compartí esto con alguien que se esté sintiendo en la profundidad del mar, creyendo que no hay salida. Este es un testimonio auténtico de que la hay, y no sólo ves un rayo de luz, sino que el sol irradia tu cara cuando te permitís descubrirte y vivir acorde a tu esencia. 

En la próxima entrada, te compartiré los “momentos Eureka” que tuvo Mar en su proceso, hasta llegar a Brasil (ya siendo mariposa).

Lore

Entre tu felicidad y vos, puede estar el Miedo

¿Y si lo que te está impidiendo sentirte plena fuera el miedo a cambiar o a decepcionar a alguien?

Reconocer mandatos y creencias es un primer paso para superar esos miedos que te limitan.

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