Kaira, la Oruga Soñadora

Un cuento para tu Niña interior

En un jardín lleno de flores de colores y el dulce aroma de la primavera, vivía una pequeña oruga llamada Kaira. Kaira era verde, con suaves patitas y una forma curiosa que se movía lentamente entre las hojas. Pero Kaira no estaba feliz.

“¡Oh, cómo desearía poder volar!”, suspiraba Kaira cada vez que veía a las mariposas revolotear alegremente. “Soy tan lenta, tan… oruga. Nunca seré tan hermosa como ellas, ni podré alcanzar el cielo.”

Una mariquita roja con lunares negros, llamada Luna, que pasaba por allí, escuchó los lamentos de Kaira. “Querida Kaira”, dijo Luna con una voz dulce, “no te desanimes. La primavera es tiempo de cambios y de magia. Tú tienes una belleza especial, aunque aún no la veas.”

Kaira miró a Luna con tristeza. “Pero, ¿cómo? Siempre seré una oruga. No hay nada que pueda cambiar eso.”

Luna sonrió. “Cada criatura en este jardín tiene su propio camino, su propia transformación. Solo tienes que tener paciencia y creer en ti misma.”

Los días pasaron, y Kaira, aunque aún un poco triste, comenzó a observar el mundo con más atención. Vio cómo las semillas se convertían en plantas, cómo los capullos se abrían en flores. Y, poco a poco, una extraña sensación empezó a crecer dentro de ella.

Un día, Kaira sintió un fuerte impulso de encontrar un lugar tranquilo. Con sus últimas fuerzas, tejió un capullo sedoso y se envolvió en él. “Este es el fin”, pensó, “el fin de mi vida como oruga triste.”

Pero no era el fin, era el comienzo. Dentro del capullo, Kaira experimentó una transformación asombrosa. Sus patitas se encogieron, sus alas empezaron a formarse, y sus colores se volvieron vibrantes.

Cuando llegó el momento, el capullo se abrió, y de él emergió una criatura magnífica. Kaira ya no era una oruga verde y lenta. Ahora era una hermosa mariposa con alas de un verde brillante y detalles dorados, tan hermosos como los sueños que había tenido.

Con un aleteo suave, Kaira se elevó en el aire. Sintió el sol en sus alas y la brisa en su cuerpo. Voló por encima de las flores, saludando a Luna, que la observaba con una sonrisa.

“¡Lo logré, Luna! ¡Estoy volando!”, exclamó Kaira con alegría.

Luna se acercó. “Sabía que lo harías, Kaira. Siempre tuviste la capacidad de volar, solo necesitabas tiempo para descubrirlo.”

Desde ese día, Kaira la mariposa voló feliz por el jardín, recordando siempre su tiempo como oruga. Entendió que la verdadera belleza y la capacidad de lograr los sueños no están en lo que somos en un momento dado, sino en la magia de la transformación y en la fe en uno mismo.

Y así, Kaira, la oruga soñadora, se convirtió en la mariposa más feliz y libre de todo el jardín primaveral.


¿Hermoso el cuento, no? Confieso que no lo escribí yo, pero Gemini interpretó perfectamente lo que quería transmitir, cuando me ofreció experimentar con un “storybook”. Le hizo los ajustes que le fui sugiriendo (el nombre Kaira lo elegí porque significa “el momento oportuno”) pero no pudimos con las ilustraciones: Kaira era muy linda, pero la mariquita aparecía como un zorro, una niña, un pez… y nos arruinaría lo lindo de la historia.

Así que vamos a quedarnos con el mensaje, primaveral, esperanzador, y bien #aloeureka porque aquí quiero ser tu Luna y verte convertirte en la mariposa que ya sos.

Compartí este cuento con otras orugas tristes o desesperanzadas que tengas a tu alrededor, para ser más mariposas!

Está bueno que nos recuerden que todas necesitamos ese momento de transformación para descubrir que somos capaces de volar… ¿no?

Te espero en @lore_eureka y contame cómo te sentiste con este cuento!

Besooo,

Lore

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