Había prometido dedicar el próximo posteo a «la locura», pero pensando en la que muchas veces etiquetan los demás ante una conducta que «no es normal».
El diccionario define locura como «un trastorno de la mente», una acción imprudente, insensata o poco razonable que realiza una persona de forma irreflexiva o temeraria.
Ahora bien: ¿cuántas veces has escuchado o te has encontrado vos misma diciendo de alguien «está loco… mirá lo que hace/lo que hizo/lo que va a hacer»?
Puede ser por algo tan sencillo como vivir como quiere y acorde a sus valores.
¿Cuántas veces has dejado una ilusión, un sueño… porque «sería una locura»?
¿Cuántos de esos sueños no han tenido la oportunidad de convertirse en proyectos por esa razón?
¿Y cuántas «locuras» has visto hechas realidad y han demostrado que no eran tales?
Lo que quiero decirte hoy, es que muchas veces son nuestros miedos, nuestras creencias limitantes, los que nos llevan a tildar de «loco» aquello que no nos animaríamos a hacer.
Lo «normal» está sobrevalorado. Lo «normal» no es necesariamente lo que debe ser, ni es lo mejor.
Lo «normal» es lo que hace la mayoría, o lo que siempre se ha hecho de una misma forma, la costumbre, la rutina, lo socialmente aceptado, lo políticamente correcto.
Lo «normal» es lo que hemos creído siempre que tiene que ser de determinada forma. Normal es nuestro personaje, y «loco» sería ser o hacer algo diferente.
¿Te has preguntado qué tan normal es tu personaje? ¿No estarás más «loca» de lo que sos en realidad si dejaras a tu personaje de lado?
Muchas veces se confunde la locura con lo que no es normal…
y muchas veces tendríamos que aplaudir de pie e imitar a quienes se atreven a hacer esas locuras, y se atreven a salir de «lo normal».
¿Sabés por qué?
Porque tal vez esas que son vistas como «locuras» son realmente las conductas o decisiones que hacen feliz a esa persona, y que no le hacen daño a nadie.
Pueden ser el resultado de animarse, de no quedarse con lo establecido, de dejar de lado su personaje para actuar desde su esencia.
El resultado de ser quien realmente quiere ser, quien es y de atreverse a hacerlo.
Qué bueno que alguien pueda ponerse un gorro con orejas o un buzo de Mickey si le gusta, para salir de su casa (sin necesidad de ir a Disney y sin ser juzgado porque sale de lo normal).
La próxima vez que pienses en «la locura» de alguien, o en alguna «locura» propia, te invito a que seas sincera contigo misma, y te preguntes si no harías lo mismo… y si tu propio miedo y limitaciones son los que te llevan a descalificar al que se anima, o inclusive tu propia idea.
No dejes tus sueños por el camino simplemente por pensar que es una locura, o porque los demás te han dicho o dado a entender que lo es.
Animate a descubrirte para ser quien sos… acordate que no siempre «lo normal» es saludable y «la locura» es enfermedad.
A Walt Disney le dijeron muchas veces que estaba loco… y ahora todos somos felices en Disneyland porque es un mundo mágico donde nos permitimos ser felices y hacer lo que queramos y tengamos ganas: ponernos un gorro «ridículo», un buzo con Mickey, pedir autógrafos a muñecos que no son muñecos… gritar y llorar de emoción como niños.
Qué locura ver tanta felicidad, ¿no?
Lorena