Tiempo de cambios, de adaptación y de incertidumbre. Tiempos muertos, tiempos de ocio, tiempos de sobrecarga de trabajo. Tiempos superpuestos, demasiado tiempo adentro, demasiado tiempo sin salir, demasiado tiempo juntos o demasiado tiempo separados. Poco tiempo para ir por un mandado, poco tiempo para descansar.
Y una gran pregunta: ¿cuánto tiempo durará esta situación?
Mientras en Uruguay estamos empezando hay dos cosas que me han impactado en estos dos últimos días especialmente, y que lo pienso desde el factor tiempo y lo que significa para cada uno: los mensajes de funcionarios de la salud de diferentes países (incluido Uruguay) pidiendo colaboración… y la gente corriendo, caminando, tomando mate en los parques, en la playa, disfrutando de un soleado fin de semana de comienzo de otoño.
Por eso pienso que «lo que hacés con tu tiempo afecta a los demás», tanto por el impacto que esto tiene psicológicamente como por la posibilidad de transmitir el virus… porque no sabés quién estuvo en esa mesita, ni a quién te cruzás en el camino y te pueda toser en tu cara en la rambla….
Estamos todos muy sensibles, algunos cansados, agotados, otros frustrados, aburridos, preocupados por haber perdido un empleo o agobiados por las tareas del colegio de los nenes (y por los nenes!).
Es una situación anormal y estresante que SE SUMA a la facilidad que tenemos las personas para juzgar sin conocimientos de causa. Por eso, me parece fundamental, hoy más que nunca, DARNOS CUENTA DE QUE LO QUE HACEMOS CON NUESTRO TIEMPO TAMBIÉN AFECTA A LOS DEMÁS.
Un médico, personal de salud (y su familia) que se sientan recargados por las demandas que tienen actualmente… es comprensible que estén más atentos y sensibles a lo que VOS hacés con TU tiempo libre. Porque ellos NO PUEDEN NI SIQUIERA quedarse en su casa, para protegerse y proteger a su familia. Se están exponiendo para cuidarnos.
Es comprensible también que cualquier persona que quiere salir a dar un paseo y no lo hace por su responsabilidad y acatamiento a la solicitud de aislamiento, se sienta defraudada y enojada con quienes SÍ salen de paseo.
Pero… no es menos comprensible que una mamá con hijos pequeños que vive en un apartamento, o una pareja o un deportista, decidan salir de su casa unos minutos, sin tocar nada ni a nadie, tomando distancia, al aire libre y con los cuidados necesarios posteriores. Reitero: no estamos en cuarentena.
Los sentimientos se exacerban. Estar fuera de tu casa se vive como una traición y una injusticia «si yo estoy en casa ¿por qué vos salís?». Además del pedido de que nos cuidemos entre todos.
Estamos en un tiempo donde la solidaridad se mide en cuánto se queda cada uno dentro de su casa (no importa las condiciones en las que salís). Se mide en cuánto te limitás, mientras otros se sacrifican y se exponen a un riesgo. Se mide en la responsabilidad que cada uno muestra.
Nos sentimos seguros cuando no vemos gente en la calle o si cruzamos a alguien… está lejos.
Necesitamos que el otro nos demuestre que se está cuidando, para sentirnos cuidados nosotros. Necesitamos no sentirnos solos en el esfuerzo. Necesitamos cuarentena porque somos hijos del rigor y porque apelar a la conciencia social no alcanza para darnos seguridad.
Por eso, repito: lo que hacés con tu tiempo afecta a los demás.
Preparate para diversas reacciones. El otro no sabe ni le interesa por qué estás afuera ni qué hiciste o vas a hacer. Cada uno es visto como un potencial enemigo, porque es propio de la situación y la incertidumbre en la que estamos.
Por favor, tengamos nuestros miedos en cuenta, tengamos la responsabilidad también en cuenta, y evitemos llegar a una «guerra» entre «el que sale y el que no sale».
Confiemos en que no somos los únicos que «tenemos criterio y cuidado». Tomemos las cosas con calma, y con responsabilidad. Cuidémonos entre todos, también poniéndose en los zapatos del otro y siendo razonables.
Hoy, simplemente te invito a que si podés, te quedes en casa. Para no transmitir el virus ni mayor inseguridad.
Lorena