Elegir lo que te hace bien, es tu decisión

Mucho ya está dicho, y podés verlo en los posts de marzo. Sin embargo, es más fácil leer lo que otros dicen sobre otros, como a la distancia, como algo que sucede, que le pasa a muchas personas… que hacerse cargo pensando en una misma.

Seguramente si leíste las motivaciones, las excusas más frecuentes, los obstáculos reales e imaginarios que pueden haber entre cada una y una vida saludable en todos los aspectos (físico, mental y emocional), te sentiste identificada con uno o más de los puntos planteados.

Ahora, mi pregunta es: ¿te detuviste a pensar por un momento EN VOS? ¿y en lo que VOS hacés y pensás respecto a estos temas?

¿Cuántas veces te ha dicho el médico que tenés que hacer ejercicio, moverte más o cuidarte en las comidas? ¿cuántos factores de riesgo tenés en tu haber? ¿cuántas veces tu familia o amigas te han invitado a hacer algo… y no te enganchaste? ¿cuántas excusas has puesto? ¿cuántas de esas excusas creés?

Y si ya diste algún paso para cuidar tu salud: ¿cuánto tiempo te duró el viaje? ¿cuántas cuotas pagaste de un club al que fuiste dos veces… si fuiste? ¿cuántas veces dijiste «el lunes empiezo»… y el martes terminaste? ¿cuántas veces saliste a caminar con tu amiga?

Es más, si no podés hacer ciertos ejercicios porque te generan otros problemas: ¿cuántas alternativas buscaste? Seguro que existen, aunque sea algo mínimo. ¿Las probaste? ¿buscaste el tiempo para vos? ¿buscaste la forma de hacer algo por tu bienestar? ¿o seguiste pensando en los demás solamente?

Lamento si esto parece un reto a un niño chico…

Pero de verdad te digo que por más que pienses «qué razón tienen con todo lo que dicen las profes y la nutricionista…» si no tomás la decisión de tomarte en serio, de cuidarte y de ponerte en primer lugar, seguirás jugando con tu calidad de vida, y por lo tanto con la de aquellos que más querés (por si esto te importa más que vos misma).

Porque a muchas nos cuesta asumir la idea de que LO MÁS IMPORTANTE SOY YO (vos, no yo ;)). Y que no vale de nada leer 50 libros de autoayuda, blogs de superación personal, seguir gurús de moda o tener la teoría de lo que hace bien o no. Tampoco vale mucho ser la madre y esposa omnipresente, la trabajadora/profesional destacada si no cuidás el envase y el interior (y ojo: el envase no es la ropa nueva, la peluquería y el maquillaje… solamente. Aunque hay veces en las que ESO puede marcar la diferencia para sentirse bien).

Cuesta entender que hasta que VOS no hagas el «click» necesario para cambiar y asumir tu responsabilidad contigo misma, todo seguirá igual. Es más: seguirá peor. Porque tenés la información, la teoría y el autoconocimiento, y tu realidad seguirá estando alejada de lo que sabés y estás segura que te haría bien.

El cambio auténtico no está en la información. Está en el cambio de actitud. Desde lo que pensás, si lo ponés en práctica. Está en el esfuerzo consciente por cambiar lo que son hábitos de toda una vida (pensamientos o conductas, no importa) sustituyéndolos por los que VOS QUIERAS.

No hay soluciones mágicas. Ni en la dieta ni en el ejercicio para bajar de peso. Tampoco hay soluciones mágicas cuando nos damos cuenta de que no nos sentimos bien con lo que estamos haciendo o con «lo que somos» (prefiero decir «lo que estamos siendo»).

Todo requiere conciencia y esfuerzo, porque tenemos que cambiar hábitos y creencias que ya son parte nuestra. Te aseguro que vale la pena, así como te advierto que no es fácil, y que podrás pasar por recaídas, frustraciones y fracasos, que te llevarán por el camino fácil de «dejo todo así y sigo igual».

Está en vos elegir qué querés. 

Lorena

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