En pocas palabras: todos tenemos «derecho a estar estresados»
Nos está cambiando la vida profundamente, a lo que se suma la sensación de inseguridad e incertidumbre en el más amplio sentido de ambas palabras, en el presente y hacia el futuro.
Perdimos el control del tiempo y del espacio también en los más amplios sentidos. Ya no somos dueños de hacer o ir a donde queramos y cuando queramos. No podemos abrazar ni besar a nuestros seres queridos, no podemos visitarlos ni reunirnos. Por más que comprendamos y acatemos con convicción las conductas de aislamiento, ha cambiado radicalmente nuestra realidad cotidiana y algo más profundo aún: nuestra sensación de libertad y de confianza con los demás.
La gran mayoría de las familias están conviviendo 24 horas, literalmente. Esto implica niños aburridos, parejas que no están acostumbradas a estar juntas tanto tiempo, personas que «no saben estar quietas”, personas que han perdido sus trabajos temporal o permanentemente.
Se introdujo el teletrabajo, oficinas en casa, tareas escolares, clases online, conferencias online, horarios de todos al mismo tiempo, espacios limitados. Otros están solos todo el día, y otros al no tener trabajo ni niños… no saben qué hacer con su tiempo en casa.
Hay sobreexposición a la información, noticias falsas, opiniones de diversa índole, energía negativa de algunas personas, y una perspectiva de futuro que es más incierta que nunca. Lo único seguro es que no será fácil recuperarse y que estaremos inmersos en una gran crisis económica y social (tener una actitud positiva no significa ser irresponsable, ingenua, tonta ni vivir en una nube).
Ante este panorama, queda claro que no sólo los adultos con responsabilidades y problemas en el trabajo tienen motivos para estar “estresados”. No sólo el personal de la salud…
¿Quiénes tendrían motivos entonces para estar estresados?
- Quien no perdió el trabajo, pero lo tiene que hacer desde su casa, con su familia alrededor.
- Quien tiene que ir a trabajar, aunque tenga miedo y ansiedad.
- Quien está trabajando y ve que su trabajo no funciona (porque muchos están en su casa).
- Los escolares y liceales que se están adaptando a una nueva modalidad de estudio.
- Los padres que los tienen que acompañar y no saben cómo, o se sienten sobrecargados.
- Los docentes que no están yendo a clases, pero están aprendiendo también nuevas formas de trabajar.
- Los niños que no pueden salir a pasear, estar con sus amigos, ir a la escuela.
- Quienes tienen seres queridos a quienes no puede visitar para cuidarlos.
- Quienes se tienen que cuidar pero deben estar solos y salir porque no tienen quién los cuide ni pueda visitarlos.
- Quienes han perdido su ingreso económico por diversas razones.
- Quienes tienen que tomar decisiones que afectan a otras personas, y muchas veces no son fáciles ni simpáticas.
Es muy loco este tiempo. Generalmente decimos que el estrés te puede llevar al aislamiento social, entre otras cosas. Ahora, el aislamiento social te puede generar un gran estrés. Porque no es lo común, no es lo que conocemos, y nuestro organismo se está acomodando a muchos cambios repentinos, a la vez.
Y no sé si sabías que el estrés no siempre es negativo!
Buscá algo que te genere un estrés positivo, un desafío que te motive, y que puedas hacer con los recursos que tenés.
En el próximo post te daré algunas claves (no están aquí para no estresarte con demasiada información 😉 )
Nos vemos, y suscribite al blog para recibir las novedades y recursos directos. Además, tenés mucho para leer por si estás aburrida…
Lorena