Este post especial está dirigido a LAS FAMILIAS DEL PERSONAL DE SALUD que se está exponiendo en estos momentos.
Entiéndase por «familia» a padres, parejas, hijos; pueden incluir amigos si quieren: todos aquellos que se preocupan por un ser querido.
Y entiéndase por «personal de salud» no sólo a los médicos que atienden esta problemática, sino a personal de enfermería y auxiliares de diversas áreas que están tanto o más en contacto con personas ya enfermas, o con potenciales enfermos, o en un ámbito de trabajo y con tareas que lo ubican en posiciones particularmente vulnerables.
Si quieres ir directo a las recomendaciones, avanza hasta el último punto. De todas maneras, te sugiero que leas todo para ir «acomodando el cuerpo» y que realmente entiendas el por qué de estas sugerencias para la familia.
- Por qué dirigirme a la familia y no a ellos?
- Algunos puntos a tener en cuenta.
- Qué se sugiere al personal de salud para cuidarse.
- Cómo acompañar a alguien que está bajo esta presión.
Mucho se habla del personal de salud en estos momentos, como los «héroes» que se arriesgan más al exponerse en primera línea al virus y a un potencial contagio. En ese sentido, también ha surgido mucho material, indicaciones y líneas de atención telefónica para que el personal de salud acuda a ellas y se cuide a sí mismo.
Sin embargo, la experiencia viene mostrando que las consultas que reciben estas líneas son de parte de las familias, pero no del propio personal. También vemos que más allá de todo lo que hay disponible, quienes tienen cargos de responsabilidad solicitan «más apoyo» para la prevención en salud mental de su personal, mientras ya cuentan en sus propias redes con dichos consejos, con personal de salud mental, con recursos de diversa índole a su alcance.
1. ¿Por qué dirigirme a la familia y no a ellos?
Tengo 3 razones para darte, que me llevaron a pensar en la familia:
- Porque justamente, los profesionales están demasiado ocupados y abrumados para pensar en ellos, y es muy probable que cuando tienen un tiempo libre no quieran dedicarse a leer o mirar videos sobre «cómo cuidarse ante una pandemia».
- Porque muchos de ellos, tal vez en los tiempos libres se dedican a buscar más información, a ponerse al día o a hablar con otros profesionales para ejercer mejor su profesión al día siguiente en una situación tan dinámica.
- Porque otro porcentaje ha tenido en cuenta los consejos que se brindan para el cuidado del personal sanitario, y lo pone en práctica, aunque aún la situación en Uruguay no ha llegado a extremos como en otros países. Sin embargo, puede haber conductas diferentes o reacciones emocionales que la familia no logre comprender e inclusive puedan transformarse en una fuente de tensión ajena a lo profesional (ahora, o más adelante).
Al final, desde estas 3 razones creo que podemos fortalecer al personal de salud y ayudarlos a cuidarse, si sus afectos y personas más cercanas logran COMPRENDER Y ACEPTAR sus emociones y su necesidad de tomarse tiempos de descanso de calidad (lo que se les pide a ellos).
Qué mejor manera de ayudar que desde la calidez del hogar, liberando tensiones al compartir la información y entender a la persona que se está sintiendo exigida ya, laboral y emocionalmente.
2. Algunos puntos a tener en cuenta
- Muchas veces se simplifica de algún modo hablando de «los médicos» y podemos olvidar que «personal sanitario» implica a otros miembros de un equipo de salud que pueden estar en el mismo nivel de exposición por sus responsabilidades. Por lo tanto, recordemos que nos referimos a cualquier persona que trabaje en la salud y que se sienta o esté realmente expuesta y responsable de una función crítica para la situación actual.
Hablo de «se sienta» o «esté», porque cómo lo viva cada uno será SU realidad. Tal vez alguien no esté directamente expuesto a los mayores riesgos de contagio, pero vive su labor y su responsabilidad para con los pacientes y su familia como una gran fuente de tensión. Esta persona requeriría los mismos «cuidados» pensando en su salud mental.
- Habrá diferentes niveles de responsabilidad e involucramiento individual, dependiendo tanto de su personalidad y su modo habitual de resolver situaciones de estrés, más allá del lugar o la función que cumpla. Pero estamos en una circunstancia anormal, desconocida, y con experiencias de otros países que son extremas. Al riesgo físico y las necesidades ya instaladas, se suma la sensación de «esperar que explote» sin poder controlar cómo, cuándo y dónde, lo que genera un elevado monto de ansiedad ante la incertidumbre y la potencial necesidad de actuar ante una emergencia de mayor magnitud.
- Es posible que la persona que trabaja en la salud, desde la medicina o enfermería ya esté preparada o tenga experiencia en situaciones de dolor, de sufrimiento y de presión por cuidar la vida de otro. Sin embargo, esta enfermedad cambia también la forma de acompañar al paciente, tanto desde el personal médico como de la propia familia. Ahora, no hay lugar para el afecto, la cercanía y la empatía hacia el sufrimiento del otro. Debe mantenerse la distancia física y afectiva del personal de salud, y la ausencia, directamente, de la familia. Esto es un elemento más que se suma a quien está «ahí», a cargo o con una función de sostén.
- Pero pensemos también en la función de los auxiliares de servicio: no son médicos, pero su rol es fundamental y están tan expuestos como ellos al contagio y al sufrimiento de alguien que está solo, sin poder hacer nada más (ni nada menos) que desinfectar para cuidar a otros. Ellos también merecen los aplausos de las noches, y también merecen los cuidados que se sugieren a los médicos, porque su temor y responsabilidad por sus seres queridos puede estar en el mismo nivel.
No importa el título que tenga quien esté trabajando en este momento, aquí importa que no hay superhéroes sino personas normales. Importa que tú, que estás leyendo esto, podrías estar preocupad@ por alguien que quieres y estar buscando el modo de ayudarle, por él/ella, por tí y por el bienestar familiar.
3. Qué se sugiere al personal de salud para cuidarse:
En líneas generales, revisando varios recursos disponibles respecto al abordaje de crisis en general, y de países «más avanzados» en el afrontamiento a la pandemia, se sugiere esto:
- Reconocer y permitirse sentir las emociones y sentimientos (aunque las crea «negativas» como el miedo, frustración, culpa, irritabilidad, agotamiento, inestabilidad, insensibilidad, tristeza)
- Minimizar los riesgos físicos para su familia (higiene, distancia)
- Enfocar su energía en el trabajo en el presente
- Tomarse tiempos de descanso y «hablar de otra cosa» con sus compañeros
- Potenciar pensamientos positivos y no caer en los negativos
- Reconocer y dar apoyo a su equipo de trabajo
- Desconectarse del trabajo cuando no está allí
- Hacer ejercicio, meditar, leer, escuchar música
- Tomar agua, alimentarse bien, descansar lo necesario
- Aceptar como merecido el reconocimiento social
- Permitirse disfrutar buenos momentos
- Saber que podría tener ataques de pánico o episodios depresivos, y prepararse para afrontarlos
- Pedir ayuda si lo necesita
- Decidir la mejor actitud para superar esta crisis, y seguir viviendo más allá de su obligación laboral
- Estar atento a cómo evolucionan sus emociones en el tiempo, partiendo de que es normal experimentar cambios
- Prepararse para un potencial aislamiento en su hogar
Estas recomendaciones son las que están en videos, folletos y publicaciones varias, con más o menos indicaciones específicas, para que el personal de salud las lea.
Como son útiles y positivas (para todos), pero aparentemente «no llegarían» a los potenciales beneficiarios, ahora vamos a ver cómo podemos ayudar a ese «personal de salud» que está tan ocupado cuidándonos que tal vez no se cuide… o no sepa cómo… o sabe y no lo hace… o sabe y lo hace, pero los demás no lo comprende.
4. Cómo acompañar a alguien que está bajo esta presión
Buscar comprender por lo que está pasando: no solamente sabiendo «qué es el coronavirus» podrás comprenderlo. Necesitas ser consciente (desde la cabeza y el corazón) de las demandas que implica para el personal de salud estar lidiando con esa situación en su jornada laboral, a lo largo de los días. No se trata sólo de anécdotas que tal vez se cuenten sin importancia. Recuerda que a veces «la procesión va por dentro», y el estrés puede manifestarse de otras maneras aunque no lo diga.
Tener en cuenta que es normal que cambie su estado anímico: dependerá de cada uno cómo lidia normalmente con las dificultades, tensiones, y emociones. Puedes conocer a una persona con tendencia a cierta insensibilidad respecto a su trabajo, o a alguien que siempre ha sido sensible. Es posible que esto se exacerbe o cambie, así como es posible que por momentos esté triste, o irritable, o frustrado y cansado. Es normal, no te asustes ni te enojes con él/ella. Aquí es donde la familia juega un rol fundamental: ayudándolo a que se permita sentir lo que siente, y expresarlo sin temor a ser juzgado.
No sumar tensión familiar a la que ya tiene: si quieres ayudar de verdad a esa persona que te está preocupando, lo mejor es brindarle un lugar seguro y cálido al cual llegar, donde pueda relajarse, tomarse un tiempo de descanso y placer, sin ser atormentado por más problemas. Seguramente hay «cosas» que pueden obviarse, un enojo que se puede evitar, una discusión que no sea necesaria. Una vez más la comprensión y la empatía son claves para poner cada cosa en su lugar.
Mantener rutinas que sabes que le hacen bien: tal vez sea la hora del baño de los niños, hacer la cena, hacer ejercicio… aunque parezca que está demasiado cansado para hacer esto también, no pierdas de vista que si se deja llevar por «las ganas» tal vez se tire en un sillón, a seguir pensando en lo que pasó en el día o lo que hará mañana. A veces todos necesitamos que «nos empujen» a hacer lo que no queremos, porque es lo mejor para nosotros. La actitud con la que «se empuje» será la que marque que sea una presión desde la queja y/o la incomprensión, O un incentivo para hacer algo que sabemos que le hará bien.
Ayudarle a pensar en positivo y ser realista: si ves que cae en pensamientos negativos, derrotistas, minimizando todo su esfuerzo y/o sintiéndose inútil o frustrado, tienes la posibilidad de ayudarlo a pensar la situación desde otro punto de vista, más realista. La creencia de cada uno sobre lo que es capaz y su percepción de eficacia ante la resolución de los problemas, determinará lo que piense sobre sí mismo y cómo lleve adelante la situación.
Cuidado en este punto: la sensación de omnipotencia tampoco es buena! Sentir que son superhéroes/heroínas puede afectar también su manera de asumir las responsabilidades y cuidados físicos y emocionales, consigo y con los demás. Eso también requiere ayudarlos a ser realistas.
Compartir lo positivo del día en la familia: puede parecer tonto o difícil, pero es importante que todo el esfuerzo del trabajador y de su familia tenga un sentido. A veces es necesario detenerse a pensar a propósito en qué es lo positivo del día, qué se aprendió, por qué valió la pena lo que se hizo. Y será sin dudas, un buen ejercicio y ejemplo para toda la familia: saber que vale la pena lo que se está haciendo.
Mantener las pautas de higiene en el hogar: es posible que el propio temor y angustia por cuidar la salud de su familia, mantener la distancia física, la culpa por la posibilidad de generar un contagio en sus seres queridos, sean fuentes de preocupación para quien está más expuesto, además de no poder dar ni recibir un abrazo de quienes más necesita. Quien está en casa tendrá un papel fundamental apoyando las conductas necesarias para minimizar el riesgo, y por lo tanto el temor al contagio.
Tomarse un tiempo entre adultos: si hay niños de por medio, puede ser difícil lograr el acercamiento emocional necesario con otro adulto (pareja, padres, hijos mayores) para hablar realmente de lo que se siente. Se sugiere al personal de salud que comparta con sus pares lo que siente, y también te sugiero que habilites esto en tu familia. Seguramente no es lo mismo, porque la comunicación se da en diferentes niveles, pero para quien está bajo presión será importante saber que tiene «el permiso» en su hogar para expresar cómo se siente, y esto puede evitar que de pronto hayan más enojos cuando en realidad se siente tristeza o impotencia. Volvemos a la comprensión de las emociones (tanto del trabajador como de sus seres queridos).
Facilitarle recursos para desconectar del trabajo: se les sugiere que hagan ejercicio, que mediten, hagan mindfulness, retomen un hobbie abandonado… puede ser fácil decirlo pero difícil de llevar a la práctica, especialmente por personas muy racionales, centradas en el trabajo y que tal vez no tienen esos hábitos incorporados. Si tu familiar lo está poniendo en práctica, tu mejor forma de colaborar es respetando y facilitando esos tiempos de «estar a solas». Si no lo hace, tal vez puedas colaborar invitándole a hacer algo contigo, o facilitando momentos y herramientas para que lo haga solo. Ten en cuenta sus preferencias y personalidad. Tú, más que nadie, podrías encontrar la forma de «persuadir» para que incorpore hábitos comprobados como saludables. Otra vez: desde la comprensión, sin aumentar presiones, y con flexibilidad (recuerda el tercer punto: no agregar más tensión de la que ya tiene).
Tener en cuenta los detalles: un mensaje lindo que encuentre entre sus cosas, comidas ricas cuando llegue a casa, tiempos de descanso/diversión sin hablar del trabajo, «mimos» que le ayuden a sentir ganas de estar ahí y de cuidarse, valorar el esfuerzo que hace, respetar sus cambios de humor, su actividad y sus silencios, desde la comprensión de que está pasando por una situación de presión física y emocional.
No tomarse todo personalmente: teniendo en cuenta todo lo anterior, es importante que la familia desarrolle paciencia y tolerancia hacia los nuevos comportamientos que pueda percibir, recordando que es posible que su ser querido se sienta mal, exigido, frustrado, triste, con miedo, por la situación global y particular por la que está pasando, y que atraviesa tanto el nivel físico, como el cognitivo y emocional. Es posible que las reacciones o comportamientos estén desajustados al momento o situación puntual, pero recuerda que responden a lo que está pensando y sintiendo, no precisamente a lo que está pasando aquí y ahora.
Tomar alguna de las medidas ya planteadas, es una manera de prevenir y generar el clima adecuado para minimizar las posibles consecuencias que pueda tener esta crisis, a nivel familiar y/o de pareja.
Prepararse para una posible cuarentena: todos estamos expuestos, pero hablamos de personas que tienen mayores probabilidades de requerir aislamiento total dentro de su propio hogar (o inclusive fuera de él), ya sea por sospecha o ante la confirmación de COVID 19. Tomar conciencia a nivel familiar de esta posibilidad y manejar opciones y escenarios antes de que sea necesario, puede ser una forma de aliviar la presión de la persona que trabaja en centros de salud. Tener el control de la situación al menos dentro de su casa, será de gran ayuda para quien se maneja ante la incertidumbre día a día (el lugar, las pertenencias, los protocolos hogareños de higiene, la necesidad de distancia física total y todo el cuidado que requiere la convivencia con una persona en cuarentena).
Espero que te resulte útil esta información, y te ayude a ponerte en los zapatos del otro. Puede resultar difícil a veces actuar de la mejor manera cuando sólo damos lugar a la información por la vía racional, así como puede ser difícil para quien está inmerso en esta situación reconocer sus propios sentimientos y necesidades. Por eso es importante que te involucres y comprendas lo que se le sugiere al personal sanitario, para poder aportar desde tu lugar a su propio cuidado y al bienestar familiar.
Cuidar la salud es más que prevenir un contagio, implica también la salud mental. Por eso, en esto también nos cuidamos entre todos.
Por favor compártelo más que nunca con quienes puedan tener un ser querido trabajando en la salud, y por qué no con los propios trabajadores! Es importante que sientan que los demás entienden su situación, y de alguna manera «que saben» lo que les podría pasar y sentir. Estar en la misma sintonía es importante, y una forma más de no sentirse solo.
Lorena